“Hace unos años atrás cometí un error por el cual se vieron afectadas muchas personas, entre ellos mi propia familia. A raíz de eso decidió enfrentarme a mi responsabilidad y dar la cara.
Viajé de mi país, Panamá, a España con la única finalidad de reparar mi daño, lamentablemente muchas veces la ley terrenal no es justa y esas personas inocentes tuvieron que pagar un tiempo en prisión. A pesar de entregarme y decir que yo era el único culpable en cada diligencia y en el juicio, a mis familiares los condenaron más tiempo que a mí.


Un 20 de Julio de 2009 me llamaron para decirme que estaba en libertad provisional y no tenía donde ir, pero gracias a Dios contaba con un amigo y qué coincidencia que se llama Jesús; gracias a él y a su familia pude quedarme unos días con ellos hasta encontrar una casa de acogida. Era el mes de Agosto de 2009, en plenas vacaciones y aquí en España la mayoría de las personas se van a otras ciudades de viaje, y muchas empresas cierran. Para mí era muy incómodo quedarme en casa de mis amigos ya que no contaba con ningún tipo de ingreso y ellos, como todo el mundo, tienen sus gastos y no son gente pudiente. Después de visitar varios albergues y casas de acogida que no me daban la oportunidad de quedarme con ellos, mi última esperanza era una asociación que, aunque parezca mentira, era la última asociación en una lista de varias asociaciones que estaba colgada en el tablero de información en el Centro Penitenciario de Soto del Real, ésta asociación era EPYV.

Me acuerdo que fui un domingo para buscar a alguien con quien hablar y me citaron al día siguiente para que me entrevistaran. Al día siguiente fui y la persona encargada me dijo que comiera con los chicos que tenía que consultar y pedir autorización al cura que llevaba la asociación. Ya eran casi las 20:00 y aun no tenía respuesta sobre mi situación y cuando volví a preguntar al chico que estaba responsable llamó a una persona y ésta se acercó a la casa para conocerme, después de entrevistarme me dijo que no había ningún problema de vivir con ellos. A partir de ahí, hasta el día de hoy, formo parte de esta asociación. Una asociación que cuenta con personas muy responsables, trabajadoras, luchadoras, nobles y enormemente buenas.

Si hay algo que agradeceré toda mi vida a Dios es darme la oportunidad de conocer tan maravillosas personas. En estas cortas letras quisiera que todo el mundo sepa que estas personas que forman parte de esta asociación, muchas veces pasan por situaciones muy difíciles para seguir manteniendo esta bonita labor; pero gracias a su perseverancia, a su esfuerzo y a su don de dar, no pierden las esperanzas y mucho menos bajan la guardia. Siempre están al tanto de cada uno de nosotros. Yo en lo particular lo digo en cada momento, yo no encontré un aval, yo encontré una gran familia, una familia que te apoya, una familia que unida puede conseguir grandes cosas, una familia que sufre si caes y se alegra si triunfas. Una familia aquí en España que es digna de admira y apoyar.

Si estás leyendo mi vivencia y crees que puedes aportar algo a esta asociación, te estaremos inmensamente agradecidos, porque es una labor muy bonita y una labor que prepara a muchos hombres camino a una nueva libertad.

Gracias a cada uno de los voluntarios que forman E.P.Y.V., y gracias al pueblo de Casarrubuelos, estaré siempre en deuda con todos ustedes.
Por siempre en mi corazón. Hasta siempre.