Procurando un ambiente lo más humano posible. Ofreciendo a las personas acogidas confianza, comprensión, cercanía y un clima familiar y de trabajo en grupo que promueva valores como el respeto, la responsabilidad en las tareas asignadas, la confianza en uno mismo y en el resto de los compañeros, la autoestima, el respeto, la solidaridad ante las necesidades más inmediatas del entorno, la amistad, el trabajo en equipo, la empatía, etc. 

 

Creando el ambiente para que puedan expresar sus sentimientos, inquietudes, dificultades, logros, recaídas, etc. desde una actitud de confianza. y cultivo a la autoestima, fomentando la reflexión y el trabajo personal de transformación y crecimiento, dotándoles de herramientas que les permitan adquirir esa autonomía para que en el futuro tomen las riendas de su propia vida y alcancen su autonomía, etc.


Tratando de crear un clima de convivencia lo más familiar y respetuoso posible entre todos los acogidos, de implicación en el funcionamiento de los centros de acogida, y haciendo que se sientan parte integrante y faciliten a su vez la integración de los demás, sobre todo de aquellos que vienen por primera vez de permiso.

Se trata de un proceso que comienza con la primera entrevista del candidato dentro de los centros penitenciarios, continúa con su participación en los Talleres de Preparación para la vida en libertad dentro de las prisiones y las salidas de permisos penitenciarios de segundo grado al Centro de Acogida, para posteriormente, si el proceso de reinserción e integración ha sido positivo y favorable, ser acogidos en Tercer Grado Penitenciario y finalmente en Libertad Condicional hasta la liquidación de la condena.